martes, 22 de enero de 2008

Tormentas de verano

Cuando era chica nos íbamos de vacaciones en febrero. Diciembre y enero eran meses de club y de jugar en la vereda con “las-nenas-de-enfrente” y “las-nenas-de-la-esquina” hasta que se iba el sol. Había tele sólo a la noche, porque (en esa época también) el gobierno tenía un plan de ahorro de energía que contemplaba dejarnos sin dibujitos al mediodía. En Canal 7 pasaban Aquiiiiii Cosquíiiiiin (y eso, lo único que tenía de bueno era que anticipaba que ya llegaban las vacaciones) En la hora de la merienda mi mamá nos preparaba jugo y galletitas con paté y a la noche, si seguía el calor comíamos en el patio y matábamos los mosquitos con espirales.

Algunas veces, los días de más calor, mientras jugábamos en la pelopincho y nos tirábamos agua con la manguera, el cielo se cubría con un enjambre de aguaciles. Primero eran uno o dos, pero al ratito habían cubierto el cielo y rompían el silencio con el aleteo enloquecido de sus alas. Eran una nube negra que anticipaba (y huía) de la tormenta.

Las últimas veces que llovió fuerte sólo vi un par, pero nunca volví a encontrarme con ese enjambre de cuando era chica. Todo era más fácil en esa época, más previsible, los días pasaban bastante igual, y eso estaba bien. Hasta las tormentas tenían la delicadeza de enviar señales claras que las anticipaban y te daban tiempo para correr a mirarlas desde adentro.

En los últimos tiempos, en cambio, la vida está teniendo la mala costumbre de tormentearme cómo quiere y sin previo aviso. A ver si nos entendemos, si viene tormenta que traiga señales claras. Igual, de acá en más, yo prefiero que se venga un tiempo largo de sol y sin chaparrones a la vista.

3 comentarios:

Bortol dijo...

Muy lindo! me haces acordar a mi infancia en la casa de Cordoba (La Vasca se llamaba) o en la quinta (La Ruca). Despues de los fucking años 90 todo dejo de ser previsible... es como que han cambiado los valores y las prioridades... se extraña es "velocidad" para vivir... pero bueh, cada tanto me rajo a Teodelina a lo de mi hermana y sobrinos hermosos y vuelvo a vivir esa energía.
Beso y paragua de abrazos :)

Satamarina dijo...

A mí también me hizo acordar a la infancia...sobre todo las galletitas con paté! En Córdoba en la pileta del aero club las madres llevaban galletitas con picadillo (no tan rico como el paté), y siempre que podía me sumaba al "fogón"

Por otro lado odio la lluvia, pero creo que se viene una.

saludos

Una L dijo...

Bortol: gracias por el paragua de abrazos!! :)

Ambos: se nota fuimos niños contemporáneos! que ricas las galletitas con paté!